La imbatible Coach

Definitivamente la política influye en TODO y la moda también puede ser una de sus grandes víctimas, especialmente en Venezuela durante los últimos meses. Un evidente indicador de ello es la escasez de eventos a los que iba con frecuencia desde 2010 y que mantenían este "café" de moda activo.

Gracias a Dios aún se mantienen en el país grandes marcas internacionales como Coach, que el martes pasado reactivó la movida fashion de la capital con el lanzamiento de la colección Spring 2013, en su espectacular tienda del Tolón.

Me pasa con pocas marcas que literalmente lo quiero TODO (sí, otra vez en mayúscula), desde los pequeños Penny Shoulder en todos los colores hasta el nuevo Mini Tanner, protagonista de esta última colección por ser una versión petit del clásico Tanner Tote de Coach.

Entre champaña y divinos aperitivos, tuve el placer de reencontrarme con cálidos colegas de este "frívolo" mundillo como Valerie Lollet (Madame Fedora), Jesús Tineo (Absolut Edu), Gianfranco Berardinelli y las bellas blogueras Una Tal Luisa, Sandra Nieto, Ana Valeria y Federica Consalvi, a quien agradezco la invitación a esta velada.

La joya más valiosa de Venevisión

Nunca pensé que una simple invitación a Portada's se iba a convertir en una experiencia mágica para mi. Al llegar al departamento de maquillaje, pregunto humildemente quién me puede maquillar y me dirigen hacia el fondo del camerino, donde había un señor de más de noventa años sentado. Pensé que era el familiar de alguien pero, para mi sorpresa, este mismo señor me invitaba a sentar, mientras me colocaba una capa con esmerada delicadeza.

Confieso que la imagen de uno de mis ojos clavado en un lápiz negro cruzó por mi cabeza, pero apenas sus delicados y huesudos dedos tocaron mi rostro, viajé 40 años atrás, el tiempo que lleva Luis Ramírez trabajando en Venevisión.

Entre cientos de rostros célebres en la pared, destaca el de un joven Luis Ramírez

Una mota más grande que mi cara desapareció mis imperfecciones y un lápiz negro, empleado con un increíble y perfecto pulso, destacó hasta el último atributo de mis pequeños ojos. "¿Te gusta?" -me preguntó como un tierno abuelo tras haber regalado un caramelo a su nieta- "¡Me encanta!", contesté risueña.

Cuando pensé que había terminado, inmediatamente tomó mi cabello y dividió la corona en pequeñas secciones, las cuales envolvió con calientes rollos provenientes de una máquina que vi por última vez en el tocador de mi bisabuela. El resultado quedó un poco recargado para un programa de variedades, pero yo feliz de haber sido atendida por el mismo maquillador de Celia Cruz cuando visitaba el canal durante los 80; alguien quien ama tanto su oficio, que lo hace sin cobrar ni un céntimo desde hace varios años.

El señor Luis Ramírez no se deja retratar, así que lo hice sin que se diera cuenta