las mejores tapas de estilo y el glamour como plato principal, ¡atendido por su dueña!


BEST STYLE APPETIZERS AND GLAMOUR AS A MAIN COURSE, ATTENDED BY THE OWNER!

26 de abril de 2010

Ready-to-Drink


Para los que amanecimos bailando rock n' roll hasta el domingo y hoy, lunes, seguimos pagando las consecuencias, los invito a cargar baterías para esta semana con esta edición limitada de Karl Lagerfeld para Coca Cola Light. Precio mercado: 3.50€. Precio AnaBo Café Cliente VIP: 0€. (L)

20 de abril de 2010

Ayer quedé impresionada de la propuesta de maniquíes colgantes en suplencia de Top Models de Jean Paul Gaultier para Otoño 2004. Pero fue hace unos minutos cuando vi el desfile más conmovedor en mi infante carrera como periodista de moda: Alexander McQueen Primavera 2004. La pasarela se convirtió en una teatral competición de baile, donde lamé, chifón y satén danzaban sobre los espigados cuerpos de las mismas modelos que vemos en otros desfiles, solo que esta vez el genio británico las dejó expresarse en todo su esplendor corporal y olvidarse por unos minutos del ya delirante "no pose, no sexy, don't step on the front..." (Video, please!)

17 de abril de 2010

Amor a la Ghesquiére



Con la misma emoción desbordada al descubrir finalmente que El Bosco es mi pintor favorito, cuando me perdí en el Museo de Prado y terminé en un apetecible "Jardín de las Delicias", comparto mi felicidad de haber encontrado al diseñador que tiene todo el derecho a masticar el chicle rosa de mi pluma, a partir de esta nota, en mi trabajo final de curso y por el resto de mi deliciosa carrera como periodista de moda: Nicholas Ghesquière, director creativo de Balenciaga, el más puro mix de vanguardia y elegancia, la tendencia que DEBE dominar el siglo XXI.

16 de abril de 2010

Mi amor por Gaga es inversamente proporcional a mi odio por Galliano

Si la moda y la música tienen algo en común es que en ambas pasiones existen tres tipos de personajes: los clásicos, que tienen su público fiel desde el año de la pera; los relámpago, que aparecen por cinco minutos y a los años aparecen en un reality porque están pelando; y los extremistas, rompedores, “mírame o mírame”, “hago lo que me venga en gana”, “no me importa lo que digas”… Los clásicos que se mantienen es porque fueron extremistas en su época; los relámpago tuvieron cinco minutos de fama porque no fueron extremistas y los extremistas, pues, ¡son extremistas! Je, je. No, no. No me refiero a las Viudas Negras, recuerden que hablo de diseñadores y músicos, cuya lista podría perfectamente llenar un libro de páginas amarillas, pero se puede contar con los dedos los que junto a Kurt Cobain y Coco Chanel pasarán por la silla eléctrica de la inmortalidad. Entre ellos tenemos a una parejita que cada vez que salen a escena podrían quemar toda una ciudad con la envidia, pasión, repudio, admiración, vergüenza, excitación y lujuria que despiertan entre sus seguidores y adversos: la “very bad, bad girl, Gaga” y el extravagante director creativo de la casa Dior, Sir John Galliano. En el caso de Stefani Joanne Angelina Germanotta, le ha dado una bofetada a toda esta ola de jóvenes divas que no logran desarrollar un estilo propio sino a partir del efervescente gusto del consumidor; mientras que a Juan Carlos Antonio Galiano Guillén no le importa si una ajustada falda de caucho o un corsé de plástico sea social o físicamente opresor para la mujer: hacen simplemente lo que más les gusta sin importar el qué dirán. Por eso digo que son pocos los buenos políticos y artistas, porque ambos terminan ejerciendo el papel del otro.

4 de abril de 2010

Desayuno con diamantes


A pesar de haber leído unos cuantos libros a mis pobres 24, las bibliotecas siempre han estado fuera de mi radar de lugares favoritos. Me parece el lugar más aburrido sobre el planeta. Creo que sólo he alquilado unos tres libros en mi vida, el resto ha sido un placer comprarlos, heredarlos de mi padre y, qué cosa, sólo he recibido uno como obsequio (¿es que nadie regala libros o tengo cara de leer poco?). En mi escueta estadía en la Madre Patria me he deleitado con La Dama de las Camelias, de Alejandro Dumas, y La Tregua, de mi amado Benedetti, que encontré en un rinconcito de una acogedora librería de Sol. Así sí provoca permanecer horas en un lugar en búsqueda de una historia paralela que llene los huecos de nuestra peligrosa carretera, especialmente la mía, que no se conforma con una sola dirección, por lo que de vez en cuando me desvío por la séptima avenida del arte. Y adivinen dónde desemboca ahora: ¡en una biblioteca! “Isn’t it ironic… don’t you think?” Pues sí, desde hace unas semanas estoy de ratoncita en una de las más grandes del pueblo, en la que así como libros puedes alquilar películas gratis :) Thelma & Louise, El Amor en los Tiempos del Cólera, Hable con Ella, han sido sólo abrebocas de mi verdadero motivo para cruzar todo Alcorcón: The Audrey Hepburn Widescreen Collection. Estoy locamente enamorada de la imagen de esta actriz (si es que lo fue) y, en realidad, nunca había visto una película de ella. Sabrina fue un gran comienzo, y luego de ver My Fair Lady y Vacaciones en Roma, acabo de ver finalmente la famosa Breakfast at Tiffany’s, adaptación de la novela de un traicionado Truman Capote, en total desacuerdo con la elección de la menuda actriz para su volátil Holly Golightly. Curiosamente, así como en las películas anteriores, a la Hepburn siempre la llamaban de último para interpretar un papel, seguramente porque su inevitable iconicidad física aumentaba inversamente proporcional a la importancia de su personaje de turno. La protagonista de “Desayuno con diamantes” no es Holly Golightly, ni Lula Mae, es la propia Audrey, la de “limitados” atributos físicos que dejaron el premio de consolación a la actuación, el guión, la dirección, incluso la fabulosa ciudad de Nueva York y el divino vestido negro de Givenchy, a cambio de una condena de aparecer en carteras, franelas, cuadros, libretas y fondos de pantalla por el resto de la eternidad. ¿Quién dijo que la suerte de las feas la desean las bonitas?